viernes, 27 de febrero de 2015

Trabajos a realizar en el olivo centenario gallego

Trabajos de recuperación del olivo autóctono gallego

Partimos de la base, de que estos olivos centenarios, están en su mayoría abandonados.
Nos referimos concretamente a olivos del Valle de Quiroga en Lugo y en Feces de Cima en Ourense. También de que per-se,  el olivo es un arbusto. Me refiero a que originalmente lo era y el humano le ha ido dando forma de árbol para su aprovechamiento agronómico. Consecuentemente, si lo dejamos de atender y mantener su forma de árbol, él intentará volver a su estado original arbustivo. Por un lado echará hijos (chupones, mamones, varetas, fillos o como les queramos llamar). Estos suelen salir del tronco, las raíces y ramas gruesas. Precisamente es una de las labores principales que se hacen sobre el olivar,  “desvaretar” o “desmamonar”.



Por otro lado, los brotes interiores y exteriores saldrán a su libre albedrío y crecerán por todas partes sin control. Si además, por el abandono, estos brotes interiores se encuentran con una zona de sombra dentro de la copa, querrán aprovecharse de la luz del sol, que es una de sus fuentes de alimento y saldrán de la copa hacía arriba, buscando la luz. (Imagen de la derecha).
Ello propicia con el paso de los años, el que ese olivo crezca descontrolado y se convierta en un árbol imposible de cosechar que al fin y al cabo es la meta que buscamos, obtener su fruto para su aprovechamiento tanto de aceite como para aceituna de mesa.
Es por ello que los trabajos iniciales a realizar para recuperación de  estos ejemplares, es la eliminación de hijos y la poda de rejuvenecimiento necesaria para bajar el porte de dichos olivos.
Poda de rejuvenecimiento y bajada del porte.
Empezamos a aclarar dichos olivos, para "bajar" su porte y convertirlos en unos tres años en aptos para recolectar el fruto. Se trata de hacer una poda de rejuvenecimiento, obligando al árbol a brotar a una altura tal, a la que se pueda llegar desde el suelo, ya sea manualmente, con ayuda de una vara o vareador mecánico.
Esto va destinado a la situación que se presenta en muchas zonas olivareras, en las que los olivos vegetan en un medio productivo bastante apto y en los que nunca se ha aplicado un sistema de poda de renovación de madera, por lo que presentan una altura y una volumen de copa desproporcionado con relación a la calidad del medio productivo en el que vegetan. Ello da lugar a arboles con una relación hoja/madera muy baja y dificultades para su cultivo.


La primera intervención puede parecer excesivamente cruenta, sin embargo, ésta es la única solución para rebajar la altura y revitalizar este tipo de olivar.
Podas menos severas son bastante poco efectivas para lograr el rejuvenecimiento que pretendemos, ya que en muchas ocasiones los arboles no llegan reaccionar a los cortes practicados, por lo que previamente es necesario descargarlos de madera. Una vez que se producen las brotaciones sobre las ramas principales, es necesario no intervenir con la poda durante varios años para permitir la reconstitución del árbol y de esta manera equilibrar la relación hoja/madera.



Tras esta drástica intervención, puede llegarse en 4 o 5 años a obtener arboles rejuvenecidos y fáciles de explotar económicamente. Para ello es necesario seleccionar, 2 o 3 años después de la primera poda, las ramas que constituirán el nuevo esqueleto del olivo rejuvenecido. En años posteriores, será suficiente un leve poda de producción aplicando los criterios de sentido común para no tener que repetir este tipo de podas tan severas.
Eliminación de Chupones.
Cuando se ha descuidado el olivo y han proliferado los hijos/chupones, la siguiente acción será la de eliminar esas ramas nuevas que absorben el alimento y la humedad del tronco. Ello se realiza con una motosierra o hacha en la base de los mismos.
A partir de ese momento y transcurridos un par de años, las labores normales de un olivar.
Poda ligera, aplicación de abonos foliares como cobre y boro, abonado de la tierra, desbroce de malas hierbas y recogida del fruto.

Continuación 20/05/2015

20 de mayo de 2015

Como continuación a las labores de recuperación de las variedades mansa y Brava del olivar gallego, mostramos unas fotos indicativas de que todo va viento en popa y la naturaleza se deja llevar por los caminos pretendidos.
Aparte de dar a cada olivo una poda de aclareo para que le entre luz y eliminación de algunas ramas verticales e improductivas, se practicaron cortes en el tronco, forzando al olivo a emitir brotes justo por debajo de dichos cortes.
Como explicábamos anteriormente con respecto a bajar la altura de estos olivos, una de las formulas era hacerlo brotar bajo para posteriormente eliminar las ramas excesivamente largas y que alcanzaban alturas nada “trabajables”.
En las fotos podemos apreciar como la naturaleza nos ha obedecido. Podemos ver justo debajo de los cortes, las brotaciones que más adelante se convertirán en ramas. No todas, dejaremos inicialmente dos o tres ramas y después una sola.
Tras un par de años, podremos entonces eliminar por completo la parte de la rama que se encuentra por encima del corte efectuado.
No solo en los pequeños cortes ha brotado el olivo. Incluso en los cortes totales de ramas.



El motivo de no haber cortado de una vez todas las ramas excesivamente altas, ha sido por no desproveer al olivo de todas sus ramas con hojas. Aunque se trata de un árbol muy fuerte y resistente a la intervención humana, cabe recordar que como cualquier otra especie arbórea, éste se alimenta de los nutrientes del suelo y de la fotosíntesis que se produce en sus hojas para convertir la savia bruta en savia elaborada.

La función clorofílica o fotosíntesis consiste en transformar las sustancias inorgánicas que la planta toma del suelo y la atmósfera en compuestos utilizables por la planta para su crecimiento y desarrollo. Para ello necesita del agua que absorbe por las raíces, el anhídrido carbónico presente en la atmósfera que toma por las estomas, las radiaciones solares y la clorofila que es un pigmento verde abundante en los cloroplastos de las hojas. En las hojas se produce la transformación de la energía luminosa en energía química almacenada en forma de azúcares que van a servir para alimentar a todas las células de la planta. Dicho de otra manera es en las hojas, principalmente, donde tiene lugar la conversión de la savia bruta en savia elaborada.  

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